Es impresionante ver cómo la gente cree que porque uno no está en la misma etapa que los otros (o con los otros), está mal o va atrasado. Como si ahora que te separaste después de una relación tan larga,
ya se te pasó el tren. O que por no estar trabajando en lo que
estudiaste, ya no podrás remontar profesionalmente. Que si tienes más de
30 y no adquiriste todo lo que la sociedad te impone (incluso un hijo),
ya es tarde o estás mal.
Como si uno no pudiera crecer solo. Demasiada libertad, pero muy poca independencia.
Como si uno no pudiera crecer solo. Demasiada libertad, pero muy poca independencia.
¿Acaso las etapas de la vida están marcadas por tu estatus amoroso o la casa propia? No.
Madurar y crecer va por otro lado. Y es que existen ciclos que debemos
vivir y resolver para que emocionalmente podamos ir enfrentando el
camino: infancia, adolescencia, adultez para cada una con su respectiva meta de desarrollo, como señala la psicóloga Carolina López
Y quizás ahí, como sociedad, cometemos el error de mezclar esas metas con cosas materiales o relaciones humanas, cuando en realidad tienen que ver con procesos absolutamente personales. Para la psicóloga, lo más importante “es vivir todas las etapas a plenitud, especialmente la infancia y adolescencia, ya que son esenciales en la formación de la persona. Cuando esto no ocurre, por lo general, se crean adultos inmaduros y con trancas”. Y a pesar de que esta situación “no es ley”, es lo que ocurre con mayor frecuencia.
Y quizás ahí, como sociedad, cometemos el error de mezclar esas metas con cosas materiales o relaciones humanas, cuando en realidad tienen que ver con procesos absolutamente personales. Para la psicóloga, lo más importante “es vivir todas las etapas a plenitud, especialmente la infancia y adolescencia, ya que son esenciales en la formación de la persona. Cuando esto no ocurre, por lo general, se crean adultos inmaduros y con trancas”. Y a pesar de que esta situación “no es ley”, es lo que ocurre con mayor frecuencia.
Pero ojo, uno no puede escudarse en lo que no vivió cuando chico para explicar un comportamiento inmaduro. De hecho, cuando vemos casos de treintañeros teenagers eternos, para Carolina López tiene más que ver con un “adulto regresivo, que se niega a aceptar su condición de tal y no entiende que la adolescencia ya pasó”. También hay en estos casos “un poco de egoísmo”, porque la vida no se trata de ver sólo lo que uno quiere, sin pensar en las consecuencias de esos actos de inmadurez.
Igual, no nos hagamos las locas. Es
súper típico que - por ejemplo -, después de terminar una relación súper
larga te den ganas de carretear por todo lo que no lo hiciste y - ahora
que estás agarrarte a cuanto mijito rico esté disponible. Eso es normal. El
problema viene cuando nos quedamos pegadas en eso, aludiendo a “lo que
no pudimos vivir antes”. “Es que estoy haciendo todo lo que no hice en
mis 10 años de relación”. Está todo bien socia, pero hay que avanzar.
Entonces, ir quemando etapas tiene que ver con asumir roles en la vida, lo que te tocó vivir y luchar hasta el final para disfrutar de tiempos mejores. Juro que con mi amigo jamás planeamos llegar a los 30 y tener una libertad que a veces te asusta. Sin pareja, sin casa propia, estudiando algo nuevo, con responsabilidades académicas (otra vez) y muchos sueños por cumplir. ¡Muchos!.
¿Y quién puede decirnos si estamos muy
viejos para seguir soñando? Nadie. A pesar de que el peso que te imponen
la sociedad y la familia es grande, los únicos que podemos poner
límites realmente somos nosotros. ¿Acaso ya estamos viejos para volver a amar o disfrutar un poco?
¿Después de los 30 ya eres senil para pensar en una familia o la casa
propia? No, es más entretenido, porque tienes una madurez diferente para
enfrentar esta nueva etapa: las cosas se sienten de manera distinta y
si, se aprovechan bien, tienen hasta un sabor diferente. Ya no somos
adolescentes, pero tampoco se nos va a ir la vida si queremos aprovecharla a concho.
Vivir, disfrutar cada etapa, con la gente precisa, con la energía que generamos aquí y ahora, sin
añorar el pasado ni anhelar el futuro. Vivir el presente, lo que nos
tocó y ser felices porque todo es como tiene que ser. Simplemente, no
hay que dejar de luchar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario